Todavía no me rendí, todavía respiro.
Cuando todo se queda a oscuras, enciendo una vela; cuando el viento amenaza con arrancar de raíz lo que sembré con tanto cuidado y amor, confío en que la fuerza con que los brotes se aferraron a la tierra y a la vida los hará resistir; cuando hace frío y llueve, bailo bajo la lluvia, la dejo empaparme por completo con su manto de nostalgia y tristeza contenida... no importa, porque igual que ella, yo lloro y dejo que la tierra seca se alimente de mis lagrimas; cuando mis rodillas sangran y ya no puedo continuar corriendo, camino a paso lento, pero jamás detengo la marcha porque miro al cielo y creo firmemente que alguien desde allá arriba enciende una estrella para mi cada noche.
Si con sus flechas de odio me hieren, las arranco sin quejas y continúo siguiendo la estrella; si ponen mil piedras filosas sobre el camino, camino sobre ellas y me trago el dolor... Si mil veces más me hieren y por casualidad me derriban, entonces mil veces voy a levantarme.
Cual guerrera legendaria, cientos de cicatrices adornan mi alma como muestra de mi fortaleza. No, no estoy loca ni soy suicida, confío en la luz que los que me aman encendieron por mi al nacer y también en la estrella que me guía.
Tengo tanta fe en ésta pequeña luz, que ya no le temo a la oscuridad ni a la soledad. Tengo la certeza, después de haber pasado por tanto, de poder soportar mucho más y mantener mi corazón intacto.
Si continúan intentando herirme, menospreciarme o pisotearme... voy a seguir mi procesión mirando al frente y en silencio, ignorando la suciedad y haciendo todo a un lado.
Porque llevo el corazón repleto de amor, tanto que se desbordan mis bolsillos.
Soy invencible contra el odio, porque amo... amo con cada mínima partícula de mi cuerpo, con cada esquina de mi alma. Sonrío mientras todo se desmorona y es que lo más importante no me puede ser arrebatado: cientos de recuerdos felices; millones de sonrisas que conocidos y desconocidos me regalaron en estos años; consejos que me dieron personas que hoy ya no están y que ahora son palabras invaluables; mil abrazos fuertes y sinceros, de esos que parecen que van a romperte y a dejarte sin aire; las canciones que con amigos cantamos en la calle saliendo de la escuela sin miedo a que nos creyeran locos; los sueños y proyectos que persigo; las incontables veces que reí hasta llorar y la persistente sensación de ser una con el universo, de creer que siempre hay algo más que descubrir y algo nuevo en que aventurarse sin miedo a fallar.
De alguna forma, fue necesario que sólo quedaran cenizas. Fue bueno que mis manos quedaran vacías, porque pude regresar en el tiempo y encontrarme a mi misma, la real; saborear mi esencia y sumergirme hasta el fondo de mi ser para volver a empaparme de amor.
Creo, hoy más que nunca, que si sólo te dedicas a amar la vida y todo lo que hay a tu alrededor, aprendes a ver las cosas desde otra perspectiva y puedes apreciar la belleza que siempre estuvo ahí esperando a que despiertes para admirarla.
Enciende también una luz en la oscuridad y deja que te guíe. Confía en tu corazón e ignora el resto, desecha la toxicidad que a veces las personas que están perdidas tienen, compréndelos... quizás no son tan fuertes como tú. Tal vez dejaron que su corazón se contamine con negatividad y oscuridad porque su amor no pudo ser fuerte para protegerlos. No seas como esas personas, si tienes oportunidad de contagiarles un poco de tu luz, ayudalos a encender la suya, y si no lo aceptan es porque tal vez aún no es su tiempo.
Date un momento a solas de vez en cuando, enciende tu vela en la oscuridad y contemplala en silencio, canta tu canción favorita sin importar si desafinas, cierra los ojos y evoca los recuerdos más felices que tengas. Reencuentrate con tu verdadero ser, recuerda que tu luz está oculta dentro de ti y puedes hacerla brillar siempre que te liberes de lo que te hace mal.
¿Qué te hacía feliz cuando eras pequeño? ¿un dulce? ¿una película? ¿una canción? ¿escalar arboles? ¿correr hasta que te quedaras sin aire? ¿reunirte con tus amigos del barrio o de la secundaria? ¿tocar un instrumento? ¿dibujar? ¿hacer manualidades? ¿leer tu libro favorito? ¿trucos de magia? ¿hacer burbujas? ¿nadar?
Nunca estás demasiado grande para disfrutar de pequeñas cosas. No te prives de sentirte bien. Tomate un respiro del trabajo y los estudios, no todo en la vida son obligaciones ni seriedades. Relájate, respira...disfruta, siente, sonríe, vive, ama.
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