No soy psicóloga, tampoco una fanática religiosa. De ninguna forma intentaría "afirmar" cual es la verdad detrás de la muerte ya que yo misma no estoy segura sobre que creer. Así que no intento decirle a nadie como superar el dolor o que pensar al respecto, simplemente me limito a hablar desde mi propia experiencia.

Perdí a mi abuelo hace 4 años atrás, a mi tía hace casi un año, a mi tío el diciembre pasado y a alguien que no era familiar, pero lo quería como si lo fuera, hace apenas un mes.

A simple vista, para mis familiares y amigos: "superé muy rápido la perdida".  Si con superar se refieren al exterior y al continuar con las actividades diarias, quizás tengan razón, pero sólo uno mismo sabe lo que se siente por dentro.

Cuando perdí a mi abuelo fui una buena negadora, y como tal no acepté su partida, por lo tanto no lloré ni vi su cajón en durante el velorio. Y al cementerio ni lo pisé, seguí (...y creo que aún sigo) creyendo que de alguna forma él esta con nosotros. 

Guardar las lagrimas me afectó más de lo que hubiera podido sospechar, con el tiempo vino la depresión y salir no fue nada fácil. Todo lo que nos guardamos, nos mata un poco por dentro.

Con mi tío fue diferente, con su partida experimenté enojo... ira. Tanto que durante el entierro juro que tuve que contenerme para no golpear a alguien y no gritar que lo dejen en paz, que no lo metan ahí porque no merecía eso. Estaba muy enojada porque prometió estar con nosotros en navidad y sé que él quería hacerlo... sentí odio porque él era una buena persona y no merecía esto. Pasado ese momento, lloré mucho, pero siempre a solas para cuidar al resto de la familia.

Apenas un mes después de la partida de mi tío, falleció alguien tan cercano que lo amaba como si fuese un tío o un segundo padre. Alguien que me enseñó cosas muy importantes sobre la vida, sobre las personas y sobre el bello oficio del cine independiente. Esto fue diferente, completamente inesperado, con él no experimenté ira ni negación... fue y es, dolor y soledad, es tristeza y un vacío tan grande que todavía tengo la sensación de que me retuercen el alma y la rompen en miles de pedacitos chiquitos. Con él me quedan miles de preguntas, incomprensión: ¿por qué? ¿por qué te fuiste así?

Como suele decir la gente: "Sufren los que se quedan". Pienso que es exactamente así, sufren quienes amaban a esa persona, porque se la extraña, porque pensamos en todas las cosas que esa persona podría haber hecho o todo lo que le faltó hacer. Imaginamos como sería vivir este momento presente con esa persona a nuestro lado y olvidamos que esa persona está en paz, que está bien, que tuvo momentos de felicidad y que seguro en algún momento de su vida se rió hasta llorar y hasta que le doliera la panza. 

Ellos se van físicamente y ya no podemos verlos, pero no nos abandonan. Los momentos que compartimos, cada palabra, sus ejemplos y enseñanzas viven en nosotros. La mejor forma de honrar la memoria de alguien que se va, es no dejarnos morir de tristeza y poner en practica las cosas buenas que nos enseñaron. Ser fieles a los buenos valores y ejemplos que nos dieron.

Ellos están bien, ahora es momento de que también busques estar bien.

No creo que deje de doler alguna vez, tampoco se trata de olvidar a esa persona. Cuando amas mucho a alguien vive en tu corazón y nadie lo saca de ahí; no puedes pedirle a una madre que olvide a su hijo, ni a un hijo que ya no llore por su padre.

Por eso hay personas que transitan de una forma sana las perdidas y otras que se dejan hundir por la tristeza, y derivan en algunos casos, en algún trastorno. 

Pienso que lo mejor es llorar cuando lo sientas necesario, pasar tiempo con personas para quienes también haya sido importante la persona que se fue; compartir experiencias, anécdotas divertidas y felices junto a esa persona. Nombrarlo, hablar de él o ella en voz alta como normalmente lo hacías. 

Cuando todos juntos intentan estar bien y levantarse, eso puede ayudarte a que no te caigas y no te sientas solo. 

Si te sientes muy mal y estas solo, llama por teléfono a alguien y hablalo, no te encierres en ti mismo.

Date tiempo, todos somos diferentes y tenemos distintas formas de superar el dolor. A algunos les toma más tiempo que a otros, pero si consideras que la tristeza está afectando tu vida diaria, lo mejor sería hacer terapia. Olvida los prejuicios con respecto a los psicólogos, no significa que estés "loco", son profesionales preparados para escucharte y ayudarte a ver otras perspectivas y mostrarte cosas que quizás no notaste, pueden ayudarte mucho.

En fin, pienso que lo mejor para soltar el dolor es expresarlo, dejarlo salir de una forma sana. Hablar con alguien, empezar actividades nuevas, hacer viajes. El arte también puede ser una buena ayuda para ésto.

Recuerda, no se trata de olvidar, sino de recordar con amor y cariño a esa persona tan especial. Él o ella también te aman y desde donde estén, quieren que seas muy feliz.

(PD: las fotos son del cementerio de recoleta, tomadas el año pasado en un paseo.)